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4 de septiembre de 2011

¡Y nos robó nuestra isla!

TESTIMONIO

Aquel mes de enero del 59, nunca se me borrará de la memoria. En la sala de mi casita de Vista Alegre, estábamos toda la familia sentados frente al televisor y seguíamos las noticias con cierto temor y desasosiego. Nuestra familia nunca había tenido nada que ver con la política. Cerramos la puerta de la calle, y bajamos los visillos de las ventanas. Las primeras imágenes de grupos de jóvenes destruyendo los parquímetros a mandarriazo limpio, gritando enardecidos, cantando el himno nacional, y anunciando la huída de Batista nos llegaron por la pantalla chica. En esos días todo estaba cerrado. Salí al portal y el barrio estaba tranquilo. No había tránsito alguno. Algunas vecinas hablaban en voz baja de portal a portal.

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